Un nuevo incendio en un buque de carga que transportaba vehículos eléctricos ha puesto en evidencia no solo los desafíos de seguridad asociados con este tipo de tecnología, sino también los riesgos que representan estos incidentes para los ecosistemas marinos. El buque Morning Midas, que transportaba aproximadamente 3,000 vehículos desde China hacia México —de los cuales unos 800 eran eléctricos—, sufrió un incendio a unas 1,200 millas náuticas al suroeste de Anchorage, Alaska. Según Zodiac Maritime, empresa gestora del barco con sede en Londres, el fuego comenzó en la sección donde estaban almacenados los vehículos eléctricos.
A pesar de los esfuerzos de la tripulación por apagar las llamas utilizando el sistema contra incendios a base de CO₂, el incendio se reavivó una vez que el sistema se agotó. Los 22 tripulantes fueron evacuados de forma segura a otro barco cercano. Hasta el miércoles por la mañana, el Morning Midas seguía en llamas.
UN DESAFÍO TÉCNICO: baterías difíciles de apagar!
Las baterías de ion-litio, ampliamente utilizadas en vehículos eléctricos, presentan un riesgo particular en caso de incendio. Según expertos citados por The Washington Post, apagar completamente una batería en llamas puede requerir más de 10,000 galones de agua por vehículo. Este tipo de incendios se propagan rápidamente de celda a celda y pueden reiniciarse incluso después de haber sido aparentemente sofocados.
Además, rociar el barco con agua de mar puede empeorar la situación, ya que el agua salada es corrosiva y puede causar cortocircuitos en otras zonas del barco.
UN RIESGO ECOLÓGICO QUE NO SE PUEDE IGNORAR
Si bien todos los tripulantes resultaron ilesos, la situación plantea una preocupación mayor: ¿qué sucede si un buque como este se hunde o derrama materiales tóxicos en el océano? Los océanos ya están sometidos a presión por múltiples fuentes de contaminación. Un incendio de esta magnitud, con cientos de baterías ardiendo y la posibilidad de derrames de litio, metales pesados o productos químicos tóxicos, representa una amenaza real para los ecosistemas marinos. A diferencia de otros desechos, los componentes de las baterías pueden permanecer activos durante años, alterando el equilibrio natural y afectando la biodiversidad.
Este no es un caso aislado. En 2022, un buque cargado de autos de lujo ardió en el Atlántico y fue abandonado. En 2023, otro incendio dejó un muerto y varios heridos. La frecuencia de estos incidentes sugiere que la industria marítima no está plenamente preparada para manejar los riesgos asociados con el transporte de vehículos eléctricos a gran escala.
REFLEXIÓN FINAL
La transición hacia tecnologías más limpias como los autos eléctricos es necesaria para frenar el cambio climático. Pero esa transición debe ser integral y responsable. No podemos resolver un problema ambiental creando otros nuevos.
Es urgente que las autoridades internacionales, fabricantes y navieras trabajen juntos para desarrollar protocolos más seguros y sostenibles. El mar no puede ser el costo oculto de nuestra movilidad eléctrica.
